Alojamiento y comida

Buscaremos alojamiento donde descansar y recuperarnos durante el fin de semana

Confort

El descanso será nuestra particular tregua entre tiroteos: un momento sagrado donde cada uno buscará su rincón de confort como si fuera el último saco de oro enterrado en Sad Hill. 

Habrá quien elija cama como Clint Eastwood elige su caballo: con estilo, sin preguntar, y si hace falta, desalojando con mirada letal. 

Otros acabarán en sofá, colchón hinchable o manta en el suelo, como buenos forajidos acostumbrados a dormir bajo las estrellas… o al lado de la caldera. 

Ronquidos, cambios de postura y búsquedas nocturnas del baño formarán parte del paisaje sonoro, como si Ennio Morricone hubiera compuesto la banda sonora del descanso. 

Aquí no hay cinco estrellas, pero sí sueños de película.

Baño

El cuarto de baño será territorio sin ley, como un saloon en medio del desierto: quien llegue primero, se lo queda. 

La bañera, por su parte, no será sólo un objeto de higiene, sino una recreación en carne y espuma del baño de Tuco... así que si decides darte un baño, mantén el revólver cerca del jabón. 

El váter será también un duelo constante al amanecer: el bueno espera su turno con nobleza, el feo intenta colarse con una excusa absurda y el malo… bueno, el malo ya está dentro y ha echado el pestillo. 

El papel higiénico será más codiciado que el oro de la Confederación y su paradero será secreto de Estado. 

En resumen: usar el baño será un western en sí mismo, donde la rapidez, la estrategia y la puntería lo son todo.

Comida

Las comidas serán como los duelos del lejano oeste: intensas, impredecibles y con mucho humo… especialmente si la barbacoa la maneja alguien con menos puntería que Tuco con un rifle. 

El desayuno será un “todos contra todos” al más puro estilo Por un puñado de cereales, donde los más rápidos se harán con el café recién hecho y los más astutos encontrarán el último cruasán escondido como si fuera el oro de Sad Hill. 

El lechazo, por supuesto, será tratado con el respeto que merece: servido como si fuera el botín final de la guerra, con cuchillos desenvainados y miradas de desconfianza en cada bocado. 

Aquí no se viene a contar calorías, sino a sobrevivir… al más sabroso de los duelos.

Necesitamos su consentimiento para cargar las traducciones

Utilizamos un servicio de terceros para traducir el contenido del sitio web que puede recopilar datos sobre su actividad. Por favor revise los detalles en la política de privacidad y acepte el servicio para ver las traducciones.